domingo, 4 de octubre de 2009

¡Revolución!

Diez años después de la revolución de 1917, el gobierno soviético encargó una serie de largometrajes para conmemorar el evento y la posterior victoria de las tropas rojas en la guerra civil. Aunque el fin perseguido con estas producciones era puramente propagandístico, algunos de los cineastas responsables tenían unas intenciones mucho más ambiciosas que la de dejar que su trabajo se limitara a servir como simple adoctrinamiento; y es por ello que estas películas continúan siendo obras fascinantes y de interés en lugar de meras curiosidades históricas. Así, la palabra ‘revolucionarias’ no se les aplicaría únicamente por el hecho histórico que narran o el mensaje que pretenden transmitir, sino también (y con más razón quizás) por todas sus innovaciones en el lenguaje cinematográfico, muchas de las cuales fueron asimilándose lentamente, pero dejando otras que más de ochenta años después continúan deslumbrándonos por su audacia; eran los tiempos en que el cine mudo se consolidaba como un nuevo y excitante arte lleno de posibilidades expresivas, antes de que el sonoro acabara demasiado pronto con él.

(Aparte de todo eso, y sin entrar en las circunstancias históricas, sociales y políticas de la Revolución Rusa o sus consecuencias, conste que los ideales más básicos que provocaron la masiva movilización del pueblo ruso nos parecen muy loables)

Octubre es una superproducción que lleva todavía más lejos que El acorazado Potemkin las técnicas de ‘montaje asociativo’ desarrolladas por su director, Sergei M. Eisenstein; por desgracia, los ideólogos del régimen comunista no supieron valorarlas, encontrándolas fuera de sus rígidas exigencias estéticas, y se mostraron bastante tibios en su acogida. Es por ello que Octubre no goza de la reputación de otros filmes de Eisenstein, pero dejando a un lado que la auténtica toma del Palacio de Invierno fue bastante menos fotogénica que la representada, que las escenas con Trotsky fueron eliminadas por orden de Stalin poco antes de su estreno y que ideológicamente es algo más ingenua de lo que debería, indudablemente estamos ante una obra que merece ser redescubierta.

También incomprendida por el régimen, en este caso por su indisimulado lirismo y la actitud crítica de Alexander Dovzhenko respecto al uso de la violencia, Arsenal muestra más que narra un levantamiento obrero en Ucrania. Dovzhenko no ha llegado a tener nunca la popularidad de Eisenstein, pero ello no implica que como artista no esté a su misma altura, o quizás incluso por encima, como opinan muchos de los que conocen su filmografía. Ésta es una de sus obras maestras, y una auténtica obra maestra del cine.

OCTUBRE
Jueves 8 de octubre, a las 15:00
en el Aula Magna (hangar)
Duración: 102 minutos

ARSENAL
Viernes 9 de octubre, a las 15:00
en el Salón de Actos ‘Juan de la Cierva’
Duración: 73 minutos

ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
PROYECCIONES CON
SUBTÍTULOS EN CASTELLANO

Próxima semana: Martin Scorsese.

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