Para muchos, la figura de Orson Welles no existe más allá de Ciudadano Kane y sus papeles como actor de reparto en infinidad de clásicos. No es difícil ver el porqué: como director, Welles nunca volvió a contar con los medios y el control creativo que tuvo en su primer film, y con el paso de los años, éste se ha forjado una exagerada reputación como una de las mejores y más importantes películas de toda la historia del cine. Bien, Ciudadano Kane es una gran película que merece ocupar su puesto en el panteón; lo que hay de exagerado en su estatus actual es que se le tiende a apreciar más por toda una nube de leyendas e ideas preconcebidas que se han ido creando a su alrededor que por sus propios méritos artísticos: es una pieza de museo guardada en una vitrina llena de polvo, y en vez de limpiar la vitrina y ver lo que de verdad contiene, lo que suele hacerse es dar vueltas y más vueltas a lo que dice la inexacta reseña pegada al cristal.
Todo esto ya afecta decisivamente a las discusiones sobre el genio artístico de su autor en Kane; el efecto que tiene sobre el resto de su obra es poco menos que el de negar su existencia, afirmando que Welles jamás volvió a hacer algo comparable a su ópera prima y que, por tanto, no debe prestársele atención. Pero esa es una falacia fácilmente rebatible si uno mismo se toma la molestia de comprobar que Welles sí que dirigió bastantes películas a la altura de Kane, y lo que es más, que sería razonable argumentar que algunas incluso están por encima (o que lo estarían, en el caso de aquellas mutiladas por productores). Si bien su firma se mantuvo siempre reconocible en su uso alternativo de montajes rápidos y planos secuencia, imágenes llenas de sombras y tomas inclinadas, Welles, como todo gran artista, fue perfeccionando su estilo durante toda su vida sin detenerse en un único género, realizando dramas (El cuarto mandamiento), cine negro (La dama de Shanghai, El extraño), ensayos (Fraude), adaptaciones de Shakespeare (Macbeth, Othello, Campanadas a medianoche), Kafka (El proceso) y Cervantes (Don Quijote)... todo ello, unido a su extraordinario talento interpretativo, para ofrecernos unos retratos inolvidables de personajes grandiosos y terribles, trágicos, repletos de contradicciones, y a menudo constituyendo un comentario sobre el poder que él mismo llegó a ostentar por un breve periodo de tiempo y después perdió.
Mr. Arkadin es lo más cerca que Welles estuvo de hacer a un remake de Ciudadano Kane; eso sí, con una actitud claramente paródica y crítica hacia ciertos aspectos de su anterior film, y obligado a emplear su imaginación a fondo para suplir las carencias de presupuesto. Un buscavidas, Guy Van Stratten (Robert Arden, evocando la grosería más norteamericana) cree poder chantajear al misterioso millonario Gregory Arkadin (Welles); inexplicablemente, éste le contrata para que haga un informe sobre los orígenes de su fortuna, que afirma no recordar. A lo largo de su investigación mundial, Van Stratten comienza a sospechar que su misión está sirviendo para eliminar la verdad y no para descubrirla... Con Paola Mori y Akim Tamiroff. La versión restaurada que proyectamos, preparada para la edición en DVD de Criterion, es la que posee el montaje más completo y coherente de las existentes.
Sed de mal iba a ser un thriller rutinario hasta que el proyecto cayó en manos de Welles, que lo convirtió en una de las obras maestras del cine negro. Una historia sobre corrupción policial, sin mucho interés y más bien retorcida y difícil de seguir, que sólo por como nos es contada se hace irresistible y nos brinda en la figura de Hank Quinlan (Welles, caracterizado para la ocasión) a uno de los personajes más ambiguos, siniestros y patéticos de la historia del cine. Con Charlton Heston (haciendo de mexicano), Janet Leigh, Joseph Calleia, el indispensable Akim Tamiroff y un inspirado Dennis Weaver; cameos de Marlene Dietrich, Zsa Zsa Gabor, Joseph Cotten y Mercedes McCambridge. De nuevo, proyectamos una versión restaurada: la preparada por el productor Rick Schmidlin, el montador Walter Murch y el crítico de cine Jonathan Rosenbaum, obedeciendo a las sugerencias del memorándum que Welles envió a los productores de la Universal después de que éstos le impidieran seguir montando la película.
I.B., 9/3/2010
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MR. ARKADIN
Miércoles 10 de marzo, a las 15:00
en el Salón de Actos 'Juan de la Cierva'
Duración: 105 minutos.
SED DE MAL
Viernes 12 de marzo, a las 15:00
en el Salón de Actos 'Juan de la Cierva'
Duración: 106 minutos.
PROYECCIONES EN VERSIÓN ORIGINAL
CON SUBTÍTULOS EN CASTELLANO
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
CON SUBTÍTULOS EN CASTELLANO
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
Próxima semana: Jean-Luc Godard.
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